Ed-win
La vela encantada
Y al encender su mecha, una llama roja y muy
brillante, empieza a moverse como bailarina
del desierto.
La flama te atrae, es cautivadora, y es capaz de
convertirse en el centro de atención.
Bailará contigo si la invocas, sin importarle
lo que desees.
Cuando la llama arde con fuerza, se vuelve
imparable, y si ella tiene tatuado tu nombre,
no te la podrás sacar de tu mente.
Ella es la misma cobra egipcia que danza,
seduce, e hipnotiza con sus ojos, y después,
confundiendo tu memoria, te hace olvidar.
Pero últimamente, la llama, independiente,
arde sola y no necesita que yo encienda
su mecha para bailar.
Mi vela encantada se ha rebelado contra mí,
y sin mi consentimiento usa su poder
para penetrar en mi mente.
Cuando la llama está más encendida, me distrae
y absorbe mis pensamientos para darle vida
a mis más profundos deseos.
Me siento responsable y no sé cómo evitarla,
pues conoce todo mi pasado y está
al corriente de mi presente.
Por jugar con fuego, mi mente arde en llamas
debido a una gran cantidad de pensamientos
que no puedo controlar, porque no son míos.