EDUARDO FAUCHEUX

DIME DE QUÉ ALARDEAS Y TE DIRÉ DE QUÉ CARECES

DIME DE QUÉ ALARDEAS Y TE DIRÉ DE QUÉ CARECES
 
 
 
Con palabras necias y gestos grandiosos,
desea mostrar su fama y sus tesoros cuantiosos.
Pero en su corazón, una voz susurra y clama,
es su inseguridad, que, sin cesar, no lo calma.
 
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Sin ser atacado y sin haber sido herido,
defiende, con uñas y dientes, su ego confundido,
ante un enemigo que no existe ni que ha sido visto...
su alarde, imagen refleja en un falso espejo provisto.
 
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Busca admiración en ojos ajenos, en aplausos y en fama;
pero su valor no se mide por su gloria o su flama;
es que la grandeza no se demuestra con alardes ni ruidos,
sino con la quietud de un corazón puro y decidido.
 
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La inseguridad lo consume, lo devora y lo destruye;
pero su alarde vacío, en su postrer historia, se diluye
y vive un día más con su falso fantasma de dignidad,
esclavizado con el deleite de su ego, orgullo y vanidad.
 
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Y le podrán decir a quien hace alarde de lo que parece,
que mucho o poco de lo que ostenta, él, de algo carece:
la inteligencia, al exhibir todo de lo que hace jactancia,
y la sabiduría que da la humildad, ¡de mucha más importancia!
 
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El espectro de la crítica mordaz lo atormenta sin paz,
una voz que lo juzga o la mirada que le resulta fugaz...
no ve que su propia sombra, la imagen del encanto carece
de ser auténtico y del valor de la modestia que, uno, ofrece.
 
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Eduardo Faucheux
28-03-2025