Carlos Eduardo

DEUS CARITAS EST

  Byung-Chul Han reflexiona sobre la crisis temporal: La fugacidad de cada instante y la ausencia de un ritmo que dé un sentido a la vida y a la muerte, nos sitúa ante un nuevo escenario temporal, que ya ha dejado atrás la noción del tiempo como narración. Según Byung-Chul Han, no estamos ante una aceleración del tiempo, sino ante la atomización y dispersión temporal —a la que llama disincronía—. Cada instante es igual al otro y no existe ni un ritmo ni un rumbo que dé sentido a la vida. El tiempo se escapa porque nada concluye, y todo, incluido uno mismo, se experimenta como efímero y fugaz. La muerte es un instante más, lo cual invalida la vivencia de la muerte, en Nietzsche y Heidegger por ejemplo, como consumación de una unidad con sentido.

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      Va la carroza tirada por muertos hasta la plaza, esperan los caballos retozando; allí en la catedral están velando a un hombre vivo colmado de éxito, todos quisieran su ayuda, el espectro que conduce la ceremonia cita palabras sagradas, Consolatrix Afflictorum - consuelo a los afligidos - en bien de su alma afortunada para que su egoísmo resuene en el templo y levante los corazones de los fantasmas congregados, vitorean los espíritus lindos, lanzan sus boinas al aire en señal de júbilo resonando el aleluya por el gran pecador, un verdugo corta la cabeza del extraordinario impostor, la algarabía es sin igual.

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