Lilia Molina Fernández

Confesión Ardiente

Confesión Ardiente 

Desde que mis ojos naufragaron en los tuyos ya no me pertenezco. Soy un eco de tu sombra, un susurro perdido en el laberinto de tu ausencia.

Mi corazón es un tambor desbocado cada vez que tu imagen se despliega en mi pensamiento, como un incendio que no cesa, como una llama que danza en el viento de mi deseo. 

 

Eres el espectro que quema, el latido que castiga mi calma. Te busco en el aire, en la noche, en la brisa tibia, que se desliza sobre mi piel.

Ansío perderme en el abismo de tu abrazo, 

donde el tiempo se disuelve,

y el mundo queda en suspenso.

Que mis labios descubran el alfabeto de tu cuerpo, que el deseo se funda con el tuyo con un fuego sin tregua.

Déjame ser el eco de tu aliento, la caricia que despierta la aurora en tu pacho. Que mi deseo no sea castigo, si no un puente de fuego donde nuestras almas ardan, dónde el amor no sea más un anhelo sino la eternidad latiendo entre nuestros cuerpos. 

 

Lilia Molina Fernández 

#poetadeliciense