Jorge L Amarillo
Lejos sin tener que partir
Me siento tan lejos de mí
ya lejos de mi alma,
del poema que escribí
y de su última mirada.
Lejos de lo que supe decir
de mis mudas palabras,
de lo que aprendí a sufrir
de vivir sin esperanzas.
Lejos de esas tardes de abril
cuando ella aún me amaba,
de aquel tiempo que me vio feliz
a este mundo donde no tengo nada.
Muy lejos de volver a reír
de volver a donde ayer yo estaba,
tan lejos sin tener que partir
y demasiado lejos de mi alma...