Son múltiples tus voces, árbol mío,
cuando el viento te entrega el ajetreo
de los pueblos del hombre
entre tus ramas.
¡Cuántos acumulados sueños tienen
sombra bajo las manos extendidas
de tus hojas y el frío de tu celo!
El sol se vuelve lluvia en tu follaje
y la luna hace casa al ruiseñor
con ramitas de luz, cantar y sueño.