De mí ya no saldrá nada,
ni una súplica, ni una palabra,
de mí ya no saldrá ninguna esperanza,
nada que me tenga enamorada.
Que se queden las noches frías,
que el eco de mi voz se pierda,
que el amor no me busque en días
donde el alma ya no recuerda.
Fui hoguera y fui ternura,
fui latido, fui promesa,
pero hoy solo soy la duda
de un querer que ya no pesa.