Se que no soy ella,
pero por un instante,
tómame, habítame,
y deja que su sombra
baile entre nosotros.
Que la música que fue suya
ahora arda en mi piel,
que cada nota sea un eco
del deseo que aún te ata.
No importa si al cerrar los ojos
sus labios rozan los míos,
si su nombre muere en tu garganta
mientras me haces tuya.
Por esta noche,
ámame con la nostalgia
con la
que aún la deseas.