Radiografía del alma
(Prosa poética)
Conozco tu corazón de memoria, he transitado sus calles más recónditas, por mucho tiempo.
Nadie me puede decir que te entreviste antes de hacerme un juicio tuyo porque tus ojos me hablaron en el silencio de ti, incluso me contaron algunos de tus secretos.
Que cuando los arreboles tiñen el cielo y la tarde se desvanece eclipsada por los pasos de la luna, que se acerca poco a poco, a veces en lencería, otras con vestido corto y otras más con su vestido largo que la cubre por completo de plata satín y caramelo. Que ahí, disfrutas las complacencias de los sueños, fantaseando con mis alamedas y ensenadas.
Ay, la luna, cómplice de mis deseos sobre los pastizales de las quimeras, donde he visto la desnudez de tu pensamiento, hablándome quedito, acercándose a mis orillas con roces que hacen estremecer los campos floridos de mi alma.
Como los rayos crepusculares al mar en calma, que lo besan lentamente, pacientemente, avivando las olas que con sutileza se mecen sobre su dorso. Así mi corazón que te encontró en una metáfora y se llenó de tu luz, la que alumbra mis caminos.
¡Cómo es el amor! que puedo tocarte sin verte y abrazarte aún en la distancia en el jardín de mi alma, donde las flores de la pasión crecen con el agua del río de tu pecho.
Conozco tu perfume que me llega con el viento del oriente y, aunque ha cruzado el océano no se desvanece, todo el tiempo está presente, lo respiro con los ojos cerrados para impregnar todos mis sentidos y mi cuerpo con tu aroma.
Tu sonrisa, ¡ay tu sonrisa! es un rayo de sol, que ilumina mi camino y me guía, lo mismo que tu mirada, mar de profundidad, donde algunas veces me pierdo y otras me encuentro, siempre asida a las flores de tu amor y a las mieles de tu recuerdo.
Tu voz, qué decir de tu voz. Serenata de jilgueros que me atrae al centro de las emociones, como sutil caricia que va más allá de las paredes rosadas de la piel.
Tu tacto, amor, sí que me vuelve loca, es como un fuego que arde, y me hace sentir viva, cuando en las sábanas blancas de las fantasías, nos entregamos la vida.
En tus brazos, me siento en casa, donde el amor es el aire que respiro, donde el tiempo se detiene o simplemente no existe y solo hay espacio para amarnos.
Te he idealizado, amor. No sé si mis quimeras se equivoquen, pero conozco la radiografía de tu alma, y mi alma, no me miente.
Te amo, sí que te amo, por ser tú, simplemente.
Inés Sánchez Rico
México
12/03/25
20:43 hrs.