Suerte Verde
Ayer vagaba por la senda de bolsillos vacíos,
cuando un billete danzarín, un viento travieso,
cruzó mi camino en giros sencillos,
con un verde brillante, cruzó mi destino.
¡Qué suerte la mía! —pensé con sonrisa amplia—,
pero la dicha, caprichosa, nunca es entera...
Tras de mí, un hombre, con furia en el alma,
palpaba sus bolsillos con cara de fiera.
Me alejé silbando, fingiendo desdén,
pero mi conciencia, alcahueta y fiel,
susurró al oído, con voz de rapaz:
\"¿Qué pesa más, la suerte o la paz?\"
Así, el destino tejió su trampa malvada,
y aunque el billete aún duerme en mi abrigo,
me pesa saber que, en alguna calzada,
mi fortuna tal vez fue el hambre de un amigo.
Y ahora, en las sombras, mi mente azotada
me golpea, despierta y callada.