poetalibre

EL IRIS DE PALABRA

Jamás vi unos ojos 
con tanta esperanza,
con tanta luz, 
no era sino una luz,
que emanaba 
de las profundidades del ser, 
de la existencia, del todo.
Su resplandor cegaba, 
¡pero el alma!,
era el testigo de un amor infinito. 
Yo no he visto una mirada 
tan dulce y feroz;
en mi vida, una verdad tan clara.
Era su mirada 
un trozo de cielo envuelto
en misericordias y perdones.
Pero lo mejor es que 
fui capaz de contenerme 
en su alegato, 
mis párpados inmóviles, 
fueron leales a un tesoro 
derramado a raudales. 
La verdad estaba escrita 
y sin embargo,
mi corazón tiritaba de miedo. 
De un miedo 
que me abrazaba y me hablaba,
serio pero riendo 
por el clamor de su palabra. 
Y yo lloraba y reía 
y mi alma gozaba 
por
 una luz que ¡jamás! 
de los jamases,
yo había visto en esta tierra.
Si la verdad absoluta existe 
bajo el manto de la estratosfera, 
esa fueron sus ojos mirándome 
cuando mi alma moría  
por respuestas. 
Cómo no te voy a querer 
si en cada átomo de polvo, 
de lágrima y de risa; 
de amores y veneno; 
de muertes y nacimientos; 
de rencores y perdones, 
está esa luz de de tu mirada
que es la luz más linda y amorosa,
que se reflejaron en mi pupila 
de tormento y desesperanza...