Siento el abrazo rendido
de la tarde en su agonía
sobre las cumbres lejanas
entre las nubes se anida.
Oro llueve en la arboleda
el bosque sombrío suspira
la brisa se torna fresca
llega el ocaso sin prisa.
Hay un instante de magia
en esa luz mortecina
suave golpe de misterio
que las sombras magnifican.
La noche apura sus pasos
y los aromas se activan
agridulces de hojas muertas
lirios que rebosan vida.
Por senderos de nostalgia
esmeraldas encendidas
comparten la madrugada
con la luna que dormita.
Embrujo en la densa niebla
en pleno latir de vida
corazón que se estremece
ante esta esencia divina.
Autor. Alexandra 28/3/2025