A veces dudo, por las noches,
si besé tus labios
o si en tus ojos me perdí,
si pude sentir el perfume que aún me queda
o si ya no existe en mí esa fragancia.
No sé si alguna vez te dije adiós
antes de que te marcharas,
bajo esa bruma espesa
donde la memoria parece fallar.
Llora la prosa, la palabra que no recuerda,
y la noche cae como una losa,
mientras las luciérnagas cuentan historias
que ya no sé si viví.
En mis sueños, guardo
el dulce sabor de tu beso
en una tarde de otoño que ya no existe,
entre mis labios, ahora vacíos de ti.
No sé si alguna vez te abracé,
pero aún siento tu calor
entre mis brazos,
mientras la luna se asomaba
tras nuestra despedida.
Las sombras gritan en silencio
y los grillos cantan su melancolía
al unísono de un corazón
que aún te nombra,
aunque ya no estés.
Y en noches como esta,
cuando el aire trae fragancias perdidas,
vuelven a mí los recuerdos
del perfume que exhalaba tu piel
cuando aún me amabas.