Qué encuentro fugaz, disfuncional...
Yo, un desconocido muy solerte,
corriendo por las calles sin suerte...
he ahí una mujer convencional,
ante un infante raro y trivial.
La rocé a dura delicadez
cuenta se dio; tierna timidez...
queriendo huir de mi más tonto agravio;
Su mirar en audacia me engravio...
sonrió, y desmantelo mi niñez...
Su perfume suspiró de rosas,
adherido a sus ojos de miel,
resaltando el miedo en muerta piel.
Se detuvo el tiempo en las ansiosas,
miradas; esferas luminosas.
Su cuerpo monumental temblaba,
fervor brindé, divina dudaba.
Mi intención fue tener su amistad...
quizá así acabé mi soledad,
ante los ojos de quien brillaba...
más un gil jilguero apareció,
en su ala un anillo presumía,
pudiente amor, jamás dejaría.
Cupido, erro y desapareció,
mi ilusión sin más, se terminó.
Ay de mí, lustrabotas salado...
en alta mar quedo enamorado...
muy abrazaditos lejos volaron,
Cuál títere, tieso me dejaron...
en mi caja todo desolado.
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