Implacable su paseo por la vida,
cogido por la parca de la mano,
esperando impaciente que algún día
la ventura la aleje de su lado.
Cruzando mares tempestuosos,
ignorando las voces de sus sueños,
en busca de una tabla salvadora,
al refugio de los malos pensamientos.
Su mente convulsa se retuerce
al igual que la anguila en el salabre,
anhelando la paz que nunca llega,
anhelando el silencio confortable.