Me enseñaste aquellos puntos y esas tácticas caricias
Que con rabia y con malicia tu cuerpo hacia vibrar,
Corrompiste mi inocencia y calmaste la gran prisa
Fruto de la inexperiencia de mis manos al tocar.
Me entregaste inquietamente y con fuerza dulces besos
De unos labios que destilan de sus poros dulce miel
Y me hiciste que en tu cama poco a poco me impregnara
Del torrente que brotaba rico néctar de tu piel.
Tu como buena maestra me enseñaste que el amor
No es una cosa unitaria, sino una entrega entre dos
Donde se funden sus almas y revienta una pasión
Que te hace delirar y casi te acerca a Dios.
Tuviste un pequeño olvido, mi amor en algo fallaste;
Ocurrió un fatal error que no puedo perdonarte
Y es que en medio de tus clases algo maestra olvidaste,
Te olvidaste de enseñarme como podía olvidarte.