Me aferro al tronco flotante
si voy arrastrado por la corriente;
prefiero el suicidio en tu tumba,
desnudo,
durmiendo en la loza,
tiritando de frío
como aplaudiendo la vida
con las alas de un saltamontes,
respirando el aire
que emana desde la urna
hasta alcanzar la inconciencia
en un sueño dulce
en el que estás sonriendo.
Retornar al nido totalmente rendido,
cobijarme silenciosamente apagado
sin una ceniza encendida,
con el rigor mortis de un congelado,
…