No te mientas más a ti,
hombre perdido, ¿qué buscáis?,
en las olas de los mares
no se encuentran tus gemidos.
Solamente turbulencia
que ha dejado su vacío,
¿qué buscáis sino su sombra,
su último escaparate,
su impávida atalaya?,
solamente tu dolor.
Desiste de los vaivenes,
de las olas pendencieras,
jamás estuvo en los mares,
ni en los cielos, ni en los vientos,
solamente en tu osadía,
en tus quiméricos vicios.
¿Qué buscáis, hombre perdido,
más que un último y orlado
escamoteo en sus prendas?,
¿Qué buscáis, sino su luz,
fulgor de tu Lamparita?
Jamás estuvo en los mares,
ni en los cielos, ni en el viento,
solamente en tu ya gélido
y dolido corazón,
¿qué buscáis, hombre perdido?,
solamente lo acendrado
en los vicios de tus olas.