Hora tan imprecisa y amenazante.
Acodada en la ventana está mirando.
La Ciudad abre sus fauces.
Urbe que olfatea el desayuno linfático.
Horizonte que se amanece repetitivo.
Cuando los bostezos revientan en lágrimas
las mandíbulas se atoran en quejidos
las chicas vuelven con el rimel gastado
y ella acecha con las tripas en crujidos.
La injusticia ya ha pedido su primera taza.
El laburante se acomoda la bufanda cotidiana
el tachero baja la banderita de su debut diario
los ómnibus renguean entre los baches
el cafetero tienta los estómagos somnolientos.
Y en la taza hay sangre recién ordeñada.
La Torre Angela se yergue contra el cielo
los semáforos van diluyéndose en la luz difusa
el cura eleva campanadas llamando a alguien
que no podrá salvar con homilías de santidad.
En la taza hay sangre recién ordeñada.
El cartonero se pega anónimo al suelo de ayer
los bancos bostezan preñados de billetes ajenos
una mano mugrienta pide lo que sea para algo
y se incorpora desde la noche que lo absorbió.
En la taza hay sangre recién ordeñada.
Chasquidos de lengua en deleite.
En el hospital los viejos intentan un turno de vida
en la maternidad están luchando contra la muerte
los niños se amontonan en la bronca del sueño
y los canas ensayan la próxima represión legalizada.
En la taza hay sangre recién ordeñada
que reverbera en los ojos cuajados.
La ciudad se va moviendo como todos los días
estirando los tendones y sacudiendo los músculos
peinando fobias y maquillando frustraciones
reinventando las excusas de su propia crueldad.
En la taza hay sangre recién ordeñada
con angurria.
Para ver pasar los próximos minutos de ordeñe
que engorde ese estómago insaciable
sin importar quiénes son ni de dónde vienen
ni dónde van los anónimos caminadores.
En la taza hay sangre recién ordeñada.
Grito desde mi sangre a su cara hipócrita y puritana
el desahogo estéril del gemido desesperado:
¡la puta madre hasta cuándo la sangre, más sangre,
sólo sangre, nuestra sangre!
En la taza hay sangre recién ordeñada.
Sonríe mordaz mientras me bebe con deleite.
Y me transfunde ominosa a su sangre antigua
para volverme bache y ómnibus y obrero y viejo
Torre Angela y cordobés y fantasma y anónimo.
En su taza está nuestra sangre recién ordeñada.
R.E.F. (Sobras Incompletas-Animal Salvaje)©℗®