Armando G.

El circo Romano

“Dad pues al Cesar, las cosas que son del César”,
así dijo el emperador julio Cesar,
cuando reclamo para sí el pago
de los tributos
al tener su imagen
acuñadas en las monedas.
 
“Dad al pueblo, lo que es del pueblo”,
“Dadle pan y circo”
dijo el cesar
cuando en el circo daba a los pobres
diversiones y fiestas,
cuándo en la arena
se mataban los gladiadores
regando de sangre la arena
para el disfrute
de las hambrientas proles.
 
En un circo
algunos quieren
este hermoso foro convertir,
lanzando sus dardos venenosos,
llenando el sitio de odios,
de chismes, de intrigas,
de mensajes injuriando
solo por pensar diferente,
por el miedo
acuñado en su corazón.
 
No lo podrán lograr,
la envidia y el odio
no puede germinar
donde reina el amor.
 
Los ilusos
escriben poesías
donde alaban el amor,
viven solos añorando el entusiasmo
sentido cuando se vive en cariño.
 
Son tan pobres de alma y espíritu
no saben que es el amor,
no lo conocen por cobardes,
no ven en los ojos
de una mujer
cuando arde la llama del deseo,
solo ven en ellos
el reflejo de su propia ignorancia,
sus fracasos y sus miedos.
 
Por cobardes
nunca sabrán que es el amor.