Aura
Yo soy de los que adoran, mujer de terciopelo,
el pétalo y las rosas. Tal vez por ser orfebre.
En tiempos de tristezas me dicen que celebre
el don de la palabra, bendita por el cielo.
¿Qué más puedo quejarme si tengo gran consuelo?
Con ellas el suspiro recorre toda fiebre,
porque, como te cuento, la vida es un pesebre
que sigue comúnmente las huellas del anhelo.
¿Qué más puedo contarte cuando a tus ojos miro?
Si pierdo la cordura, me robas el suspiro
y queda entre tormentas mi pobre corazón.
Tan solo una mirada recurre a lo que siento;
a todo aquel dilema que pasa el pensamiento,
¿qué más puedo decirte si verte es mi pasión?
Samuel Dixon