El amor de Dios transforma vidas,
nos llena de luz, nos guía y anima.
Alcanzar la madurez del alma
es gozo eterno que nunca se apaga.
Con fe servimos, con júbilo amamos,
nuestra actitud nos hace hermanos.
¡Amén, amén! ¡Gloria al Creador!
Dueño del alma, fuente de amor.
Fortaleza y guía, oh, mi Señor,
nuestra entrega es incienso en Tu honor.
Cada suspiro, cada latido,
te pertenece, Dios bendito.
Un mundo nuevo, un sueño cumplido,
México entero a Tu servicio.
Te amamos, Dueño de nuestra vida,
Eterno Dios, esperanza infinita.