Nada indica que las almas no serán despedazadas, unas por hambre otras por frío y aquellos que son víctimas de dosis altas de anestesia egocéntrica, egotista, soberbia, poder, maldad y otros estupefacientes, continuarán su vida de ficción; bombazos aquí y allá, contraterrorismo, antiterrorismo, terrorismo: de unos pocos a unos cuantos heridos y masacrados. Luchas estériles, vanas; amos y esclavos sometidos a las mismas rutinas, gente queriendo ser feliz, un imposible, todos amaestrados desde el parto, configurados a escala planetaria cada uno con su función, energúmenos, asesinos, saltimbanquis,… Y los que algo merecerían por su inocencia, candidez,… terminarán reventados dentro de las cifras de los de la miseria, refugiados, desplazados, bombardeados, náufragos,…