Sin ti, la vida es espinosa,
y el pasado, con su orgullo, pesa.
Caigo, lloro, grito,
pero aún creo en ti.
El dolor madura en el tiempo,
me enseña y se alimenta
de recuerdos que florecen
en los viajes a tus claros ojos.
La añoranza dibuja otra ilusión,
quizá de amor, quizá de flores rojas,
de recuerdos y cálidas miradas
cargadas de sutiles sonrisas.
Son deliciosos encuentros,
complicados y sensuales,
necesarios y agitados besos
que rozan mis mejillas,
provocando dulces travesuras
que estuve buscando,
imaginando despierto
sin tu sonrisa musical.
Renace la nostalgia
como un eco en la piel,
y en la ausencia,
te sueño, te escribo,
te vuelvo a querer.