Mejor de aire,
de brisa trémula
o de salvaje huracán
que de piedra inquebrantable y oscura.
De aire,
sin la memoria larga y dolorosa de la piedra;
de brisa tenue o de
violento huracán
que llega y se va,
que se borra con el tiempo
y que se disuelve
en la luz ajena de esta tarde...
…el calcetín mojado
de mi pie derecho
me notifica de mi zapato roto
más acá del asunto sobre la piedra y el aire.