Abandonada en un laberinto sensorial,
en la oscuridad desesperada,
o iluminada…depende ,
del lado del espectro que se mire,
vuela…
y mi mente, simula catástrofes,
en la amarga penumbra de una cornisa,
en el absurdo abismal de un precipicio,
Y en amistad con mis libros….
Tabaco…café…y estos rumores cansados,
Un resplandor calcinante,
Que oprime la limpidez de mi juicio,
Crema inaudible de los sentidos,
De la nada…ausente de oscuridad,
Y también de luz,
Pesadilla viscosa, creía que estaba soñando
y estaba despierta,
surge como cal viva, que infecta,
que brota inaudible, esta idiotez, que aniquila,
las horas que alimentan la agonía de los días,
desorientada y fervorosa,
con el misterio intacto,
el pudor, cansado y desnudo,
y la comunicación que espanta de ignorancia,
como desearía, humildad en las palabras,
un destino cansado de silencios,
arena y olas de mutismo,
mutismo y olas de arena
letras de vidrio, en un arroyo de piedra,
un engrudo ortográfico,
que bosteza telarañas,
escorpiones de seis patas,
y este cráneo repleto de aserrín,
mas pálido de nunca…
poesía, con congoja, de azar y de hastío,
detrás de una sonrisa, detrás de la duda,
detrás del engaño, detrás de un sueño,
y aun…sigo despierta!
Pesadilla sensorial…
Como un reloj descompuesto.
que es feliz, dos veces al día…
cuando da la hora exacta.