La supe
a los 30 granitos en su mano.
Comí hasta su mano.
Me hice buzón en donde puso sus cartas.
Mire la tarde como ella mira mis soles.
Se oyó la música.
Quise ser lo inconfesable
y canté esa música.
Esa música propia
que se canta en la
misma frontera de la
felicidad con el miedo.
La encontré de este lado.
No cruzaremos
a menos
que sea para buscar ese poco de miedo
necesario para vivir.
Deja tu alpiste cada día
y te daré mi canto cada día.
Mañana veras que mis palabras
fueron tu poema.
Acaba de temblar la tierra.
Mañana lo dirán en el diario.
Late, como late mi corazón; A 5.6.
Donde estas?