Corre, se desliza suave o en torva
Bajo el puente, bajo el árbol tendido
O brava y violenta se desborda.
Baja del cielo, corre por el suelo
Cristalina, diáfana y hermosa
Se cuela clara entre los dedos.
Se devuelve, se enfurece, salta;
Se duerme en lento remolino
O se estanca encerrada en sus albercas.
Nace, baja a los ríos, baja a los mares,
Hirviente, fervorosa o siempre fresca,
Liban las abejas y abrevan animales.
En abundancia desmedida es mala,
Siempre calma la sed, mitiga los males;
Invoca la suerte, lava y salva.
Como hilo blanco nace en la montaña,
Se tiñe de colores; liquida, maleable,
A raudos se extiende por la sabana.
Rubí su tinte con el arrebol
Azul con el cielo, verde con las ramas
Y brilla, resplandece con el sol.
Espejo de la luna y del lucero
Limpia la cara por la mañana
Singular y suyo el aguacero.
En viejo pozo compañera del tiempo
Como hoyo de blanco cristal
Que mece y detiene el viento.
A veces fresca, lenta como el hastío;
Rauda viaja con la tormenta,
Furiosa, o mansa como el rocío.
Para beber la abrazamos
Mueve la rueda, sostiene el velero
A veces su daño no calculamos.
Vida en los desiertos y en los lagos,
Se espanta, se va con la sequía;
Bendita por siempre entre las manos…