Sentado en las nubes, pude ver tu rostro en el sol,
y soñando bajo la luz de la luna llena te encontré en un suspiro de mi corazón,
compartiendo junto a tu reflejo en el mar,
la ilusión de que yo tal vez te pueda gustar,
pero al despertar,
me levanto en compañía de la realidad,
y reaccionando enfurecido yo digo,
¡Realidad! ¡No me debiste despertar!