El Rehalero.
Versos hexadecasílabos y octosílabos.
Viendo las mieses ser manto, salpicadas de rocío
el pastor muerto de frío vigilaba a cal y canto
su rebaño tan bravío.
Aguantando un bajo cero;
un sabueso grande y fiero con la estampa de mastín
desde chico es compañero del joven zagal Martín.
En la jerga que mantienen con su clisado mirar
la jerigonza que vais a dar y por hecho la dais
en sublime suspirar.
El can y su compañero;
con los clisos van hablando, lo palpan con la mirada
entendiendo la jugada, despacio van caminando.
Para matar ese frío controlando el yegüerío
en la senda caminando, previniendo el descarrío.
Con el tropel va cantando.