Perdido en el ecuador de tu cuerpo
viajo con el deseo encendido…
Al norte, unos ansiosos besos
me ofrecen las mieles del Olimpo.
Al sur, unos paraísos escondidos
entre los cuales me pierdo;
el este se funde con el oeste
en un apasionado abrazo
y un gran seísmo presiento
correr por todo mi cuerpo.
Entonces yo, absorto viajero,
levanto la mirada y veo
dos grises enormes luceros
que están iluminando mi alma,
que me están colmando el deseo.
… De silentes latitudes acudo,
de ignotas longitudes vengo.
Aun con los ojos cerrados
recorro, vagabundo, tu cuerpo…