Siento el mundo como filo en la carne,
cada susurro me quema al pasar.
El dolor no huye, se queda y me envuelve,
latido a latido, me vuelve a cortar.
Lloro con furia, amo con hambre,
sangro en palabras que nadie comprende.
Soy un incendio en la piel de la noche,
una herida abierta… que aprende y que crece
Vivo el instante como un vendaval,
cada emoción me sacude y me arrastra.
La risa es un grito, la pena, un puñal,
y el miedo, un desgarro que quiebra mi alma.
Pero sigo en pie, sin coraza ni espinas,
con el pecho desnudo ante cada batalla.
Soy relámpago y sombra, viento y ceniza,
un eco que grita… y al final se abraza.