Sentado frente a la luna,
a la brisa de su aroma...
su rostro que desconozco,
de esa mística paloma.
Niña de pétalos negros.
Recibe ya está mi axioma;
que no mece mis latidos,
solo es lluvia de farolas...
En medio de mi tormenta.
Al bostezo del ciclón.
Con respeto la imagino,
en busca de redención.
Me dice ser una extraña...
platónica inspiración;
cuál cariño me es robado,
de un sentir que ya nació...
esta fábula perdida,
Se cuelga de las estrellas.
Por como esto terminara,
quizá solo deje huellas...
Sin buscarte te encontré,
a ciegas vi que destellas...
desvarío en estos versos,
Enamorarte quisiera...
en tus lágrimas mirarme,
y en tu sonrisa perderme.
Marin de ancla ruda y frágil,
ante el amor está inerme.
A la espera cada noche,
Mi silencio que no duerme,
solo Dios sabe y conoce;
que sin ti, mi alma sufriese...
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