Apagas la última luz encendida.
La casa distante es luna.
Cierras los ojos.
Tu cuerpo parece distinto,
despierta,
la casa duerme,
pero algo no está en calma.
“Mi somnolencia parece viajar
una habitación vieja, un desorden previsto,
entre la melodía de un tango,
la radio tose, alguien pasea,
no son mis pasos.”
Es como el sonido del agua,
fluye su sombra, su insomnio.
Espera una carta, que se extravío
y cambio su vida en espera eterna.
“Es mi abuelo, visita mi habitación,
su desvelo lo trajo consigo,
no me hablo de su espera,
pero como una transfusión,
las dejo en mis venas.”
Sus pasos buscan el olvido,
hay noches que se heredan.
quizás, hay una historia,
y una espera en otro lugar
sin respuestas,
quizás, alguien espera otra carta
mira cada noche como las hojas
de la luna caen brutales en la memoria.
En lazos de amor,
el silencio es búsqueda y espera.
“Comprendo:
No herede su historia.
Herede, un reloj sin cuerda,
no me pertenecen
sus pasos y sus noches.
Cuando regresa, le abrazo,
y mi habitación es de otro siglo.”