Vuelvo sin que nadie se entere,
por el pacífico camino junto al estanque,
con mucha fe y con aliciente,
y aunque tú duermas ya lo sé, yo te velo siempre...
Pero me concurre ya la noche,
llena de una gran tristeza apenas explicable,
que va con mi dolor, inútilmente,
el cual ya estaba ayer, y que hoy me persiste...
Cuando llueve indescifrable,
y apenas sé que estás, con la lluvia puede ser,
a la que miro su leve cauce,
que me dice cómo quedarse y cómo irse...
Ya me alejo lentamente,
más allá de tu piel, de tu vida y de tu muerte,
mañana de nuevo trataré de verte,
pues tengo tu amor transfigurado en el estanque...