Busco a tientas el cuenco
que recoge de la gotera las lágrimas
que brotan del insomnio
¡Hasta el cuello me llegó el insomnio!
Surgían de las paredes sombras
ocultas de memoria
Las sombras del insomnio resplandecían
bajo la luz de una cortina leonada
Una noche fija en el reloj de la mesita
La silueta de una sombra que esparce
grafito sobre una hoja pulida de versos
Un libro viejo de viejos poetas
sarcásticos brilla bajo la luz amarilla
La maquina de viento de mis apneas
espera repuntar a medianoche sobre
un rostro desposeído de su mirada
El insomnio apuntala la noche
con sus sombras transmutadas en ojos
¿Quién me habla desde el sueño
que no reconozco su voz?
Tal vez sea un soplo al oído de una palabra
innombrable que desprende hedor
Son los síntomas del dulce insomnio
que se espita por mis poros.