He vuelto a caer en el abismo de la ilusión.
Me ha vuelto a cubrir un calor cautivante,
y he sucumbido siendo consciente de ello.
No debía, sé que no debía acercarme.
No pude resistirme a su olor,
a su maldita fragancia que me enredó.
Nunca debí tomar su mano,
pero es que ella nunca retrocedió.
Sintió lo mismo que yo,
quiso armonizar su tempestad,
y yo quería encontrar en su mirar
el brillo de otros ojos.
No debía, lo sé, no debía.
Ahora solo quiero revivir esa ocasión,
aquella que su amor me brindó
y que me atrapó, en un amor
que no es amor.