Romey

Confidencias ante la vela

La pura acción irrazonable,
efectiva la batida de un ala,
la luz desorbitada, su cauce 
abrupto, el apuro, se palpa

en la urbana jungla humana
la marca sangrante, el ultraje
Y la gente pasa sin pararse 
a mirar a quien triste yace,

a un ángel que pide pasta
para dársela a los parias
que acompañan cada mañana
sus divagaciones ingrávidas

con ásperas voces amargas,
trompetas, tambores, guitarras...
y alguna joven gitana
que jamás deja de bailar

 

 

Es triste, lamentablemente,
me sentí terrible al verte
ahí, indiferente a mí...
Te pregunté si me amabas,
y me dijiste que sí,
que siempre... Palabras
disociadas de la realidad:
soledad, no me dabas nada más,
pero ya la tristeza me saciara
aqueyas desesperadas ganas de amar