Permíteme
Permíteme despojarte de tus enojos
Déjame ser el cambio que vean tus ojos
Pues en mi mano, de claveles hay un manojo.
Seré quien tus vacíos despida
Quien alegre tus noches y comprenda tus días
Aquel lucero que te guía, entre la oscuridad de la vida.
Me aferrare a tu imagen fuertemente
Aunque esta se solo un delirio de mi mente
Esperare fervientemente tu visita
A la tierra del olvido
Y mi corazón aguardara dormido
por si encuentras el camino que dicta el destino.
¡Permíteme ser tu musa elegida!
No aquella que despierte tus deseos lascivos, sino versos dormidos
Y al ritmo de mis latidos, dancemos entre olivos...