Franklin Sandi

Queda solo para decir el agua

 

 

Queda la calle ausente cuando se hunde la esquina

en los plateados charcos de la ciudad llovida.

 

Sin crepúsculos vacían los ojos en la acera

losetas que ennegrecen la noche cuando miran.

 

En medio de la gente que escapa de su hastío

quedan solo paisajes que se encierran y enlatan.

 

El olor de la avenida se entristece y queda

la sed que se empecina

en no beber historias ni enamorar sus lagos.

 

Queda tan solo para decir el agua

pero el agua se encharca en los reflejos

de las plazas vacías

 

huérfanas de espejismos y llenas de vidrieras falsas

que te dicen cuanto vale la soledad sin bolsillos

sin bolsillos a mano.