Atravesando los verdes campos,
por los que contigo
debería estar paseando.
Deliberando cómo actuar
ante la realidad,
de tu repentina partida
sin adiós ni despedida.
Mientras escucho bichillos silvestres
pienso mirando la bóveda celeste,
hubiera incluso deseado
nunca llegar a haberte amado.
El sol se va poniendo
fútilmente lo persigo
intentando mantenerlo
para que el día en el que estuvimos juntos,
nunca quede en el olvido.
Ahora que la noche ha caído,
frío susurro suyo está en mi oído
delibero si fue un error quererte
o si debería intentar mantener
este amor para siempre.
Incluso después de tu partida
mi anhelo no ha cesado
pienso, “ojalá tenerte
conmigo en estos campos verdes”
imposible me es arrebatarte
de las frías manos de la muerte.