el brujo de letziaga

La ventana que nos separa.

Estoy tras una ventana acristalada que te refleja,
que te siente cercana y caudalosa,
y que me separa de tus labios de suavidad sonora,
como un río distancia a cada ribera...

De hecho a veces te oigo cantar en la noche clara,
con tu voz de súbito escuchada,
y luego te callas cuando el mercurio de tu sexo se eleva,
tras de una abundancia abusiva...

Y entonces se me va subiendo la sangre por la cabeza,
como lo consigue la buena cerveza,
al desear poder alcanzar tus senos y piernas
y solamente puedo mirarte desde mi claustrofobia...

¡Ay dama extraña, de ti misma!
que te acercas inmensa a mi ventana llovida de congoja,
a esta ventana carcelera que de ti me aleja,
mi hembra de impúdica belleza...