La caye deambula hacia la curva
yena de neones de tantos colores
haciendo juego con el manto de negrura
que se acumula en cada borde
La caye se escurre en lentas goteras
que penden de grises azoteas y caen
rápidamente, sin perder el tiempo ni la paciencia,
regando los fuegos que laten
bajo las largas aceras y carreteras
como raudas sierpes o agua corriente
Briya la caye cuando graba,
cual fotograma de un sueño, su imagen
en los ojos que son sus dueños,
y trasciende la visión ordinaria
al brotar ante eyos un reflejo salvaje
suscitándoles el deseo de despertar durmiendo