Carolina Ugas Pazos

La luna transparente

Amanece.

La noche se hizo día

de repente,

sin mucha alharaca

sin un estertor tardío,

amaneció y ya la luna

se va volviendo transparente.

 

Se ve como poquita

como uña de bailarina,

enclenque, flaca, raquítica,

la luna de agosto

se adelgaza, se difumina.

 

Su rostro demacrado

me anuncia que he dormido poco

mal y poco,

que el insomnio me desorienta

y me interrumpe la huida

del rebaño ponzoñoso

de las ovejas tránsfugas

siempre demagógicas

siempre feroces

siempre soliviantadas

a merced de las pesadillas insalubres,

volátiles, intrusivas.

Muy cerca de la flaca luna

se ven dos alas gigantes

y un manto piloso

de nubes acartonadas.

 

Las alas son de un ángel,

las dejó allí tratando de olvidarlas,

tratando de no pensar más en ellas

y en los deberes anejos a portarlas.

 

OLLIN

15/08/2017