Convergen en mí
cientos de verdades y de mentiras
miles de errores y de aciertos,
lágrimas que me hablaron del dolor
letras lacerantes que envenenaron a mis versos.
Sombras que me acecharon por noches
y que me enseñaron del miedo,
soledades que solo me fueron ahogando
para respirar un aire tan lleno de silencios.
Convergen en mí
las palabras que dichas rebotaron
y volvieron con la brisa del viento,
las rebeldías amatorias de mi alma
y un corazón distante de todos mis sentimientos.
Un destino de inseguros caminos
de toda mi debilidad ante lo incierto,
una lenta fatiga en todos mis sentidos
y la vejez esperándome detrás de un espejo.
Convergen en mí
la fábula de mis desiertas ideas
que desolaron a todos mis pensamientos,
los fragmentos de todas mis miserias
y las procesiones que solo fueron por dentro.
Horas y días que tan solo fueron pasando
para que yo vaya inventando mis recuerdos,
una única e irrepetible historia
donde la realidad me invitó a ser su pasajero.
Convergen en mí
tragedias que apagaron a mi felicidad
y pecados que apaciguaron mis deseos,
con ausencias que profanaron lo dormido
en vagas tristezas cuando todos se fueron.
Donde tuve sed, tuve hambre y adicciones
con vicios que solo me dejaron su veneno,
en donde los años construyeron a mi vida
y una crucifixión donde van quedando todos mis lamentos...