Sara Lopez

Manifiesto de la Tierra Olvidada


Para las buscadores, l@s hij@s de la Madre, l@s que recuerdan:

Me levantaré contra toda esa calaña criminal, los que explotan, venden y mutilan a su Madre por unas monedas sin alma.
Los que han contaminado el agua sagrada, envenenado el aire, profanado el útero fértil de la Tierra.
Nos hicieron creer que debíamos defendernos de Ella.
Nos enseñaron que había que temerle, sacrificarle sangre,
rendirle esclavitud para ser dignos de vivir en su abundancia.
Nos dijeron que nacimos en deuda, en pecado, y que debíamos vendernos, agotarnos, explotarnos para merecer existir.
¡Mentira!
Son los mercaderes del miedo.
Los falsos profetas que escupen palabras huecas de castigo e infierno,
pero es su propio infierno el que han construido con sus manos codiciosas, diseñado desde sus despachos.
No llegarán lejos.
La Vida se sostiene sola,
no pide préstamos ni obedece a imperios.
El que vive ciego a lo sagrado nunca descansa. Y tampoco deja al mundo descansar.
Más vale hacerse amig@ de la Muerte —la gran Maestra, la Soberana—
porque sin ella no hay renacer.
¿Qué sería de la semilla sin la oscuridad fértil?
El árbol crece hacia abajo también,
hunde sus raíces en lo que ellos te prohibieron mirar.
Ahí está la sabiduría. Ahí está la fuerza.
Sigue creyendo que el cielo se paga con un pase VIP...
Más vale descender a mil infiernos y encontrarte a ti mism@
que vivir exiliad@ de tu propio corazón.
Y entonces vendrá la hora.
La Tierra despertará en cada ser humano que recuerde.
No habrá templo más sagrado que el cuerpo libre.
No habrá altar más puro que los ríos y los bosques intactos.
La raíz llamará a sus hij@s perdid@s.
La canción de la Madre vibrará en los sueños de los valientes.
No les pertenece el futuro.
El futuro es de la Vida.
Y la Vida no se vende.
La Vida no se arrodilla.
La Vida florece incluso en las ruinas.
Así es.
Así será.