Ya pasó el tiempo, ¿me recuerdas aún?
Los momentos compartidos se aferran a mi alma.
El reloj, implacable, hace añorarte más cada día.
Fuiste mi escape de estas cuatro paredes,
y tus huellas, como joyas, guardo.
Eres mi tesoro perdido, único en su brillo,
y no hay otro que pueda ocupar
el espacio que dejaste en mí.
En cada amanecer, busco tu reflejo en el
horizonte, las olas del mar susurran tu
nombre en su vaivén. Las noches eternas,
sin tu calor a mi lado, y en mis sueños, tu
risa es la melodía que me arrulla.
Las hojas caen, marcando el paso del tiempo,
pero tu recuerdo permanece, inmutable, eterno.
Cada rincón de mi ser guarda un fragmento
de ti, y aunque el viento te llevó lejos, sigues
siendo mi anhelo.