Creyó estar bien, para ir al templo y asistir a la misa.
En esos momentos de duermevela, todo parece ser.
Hoy, estaba agotada y, se inquietaba, por esa prisa.
Por cierto, no es lo mismo, estar bien que, parecer.
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Entre, compromisos y acomodos, se le fue su vida.
En días y horas, se va la juventud y, arriba la vejez.
Es verdad que, a los mayores, poco se les convida.
Por cierto, se ha de atender a la vejez, como niñez.
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Muchos hijos, ven los padres, con una vida infinita.
La falta de conciencia y/o indiferencia, los condena.
No cabe:“ No sabía”, el sentido común, se lo felicita.
A muchos viejos se les atrae, con una charla amena.
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¡La dicha de un ser mayor, es un regalo, con retorno.
No tiene precio, Ellos todo lo retornan, con adornos!