Algo está bien, aunque el sol se oculte,
y la luna se oculte tras su manto gris.
El alma, aunque herida, nunca se diluye,
pues en su rincón guarda el dulce matiz.
Aunque el viento ruja con fuerza y ardor,
y las olas se estrellen contra la orilla,
en el corazón se oculta un fulgor,
un brillo que alienta, que siempre brilla.
El tiempo se detiene, pero no se pierde,
y aunque la tristeza visite a menudo,
algo está bien en cada paso que se recede,
pues al final, siempre queda lo profundo.
Aunque el cielo se nuble y no haya estrellas,
y el mundo parezca haberse caído,
algo está bien, porque entre las huellas,
quedan los sueños que nunca han partido.