Innecesario el aire que respiro
si tengo oxígeno de tu aliento
cala hondo demasiado adentro
renueva y fortalece mi suspiro.
Prescindible la luz por la ventana
opacada por la de tu mirada;
es un rayito ante tú llamarada;
es mi lindo diamante por la mañana.
Insignificante roce de la brisa
si tus manos nutren mi urgida piel
untadas de fantasía y pura miel.
Imprescindible el frío que abruma
si el calor de tu cuerpo me abriga
se desaparece como espuma.